Estarían buscando un lugar en el oeste para aislar a personas que podrían tener COVID-19

Vecios, amigos o conocidos se comunican con nuestros periodistas para darles información de movimientos de efectivos de Gendarmería, policía o ambulancias que se producen en sus barrios. Nosotros indagamos, buscamos la confirmación oficial, pero siempre chocamos con la misma respuesta “sobre COVID-19 todo se canaliza a través de los informes diarios de la doctora Mercedes Ibero”. Pero, siempre hay un pero, dice el viejo dicho, hay alguien al que se le escapa una palabra de más o aporta algún dato sin querer y se va armando el rompecabezas o mejor expresado, una noticia que podrán tratar de minimizarla, pero es absolutamente verdadera.

Hasta el momento, los casos de coronavirus parecían estar situados en un solo sector de la ciudad, sin embargo se supo que en lo que podríamos denominar el “oeste profundo” también se tuvo que aislar a varias personas, a tal punto que las autoridades están buscando un lugar donde poder instalar a hombres, mujeres y niños. Buscan un edificio que esté cercano a los barrios donde se produjeron los contactos, algunos ya dentro de los casos positivos.

Cuando decimos “oeste profundo” es para situarlos en el punto geográfico y señalar lo que está sucediendo en barrios que no se ven desde la turística Avenida Exequiel Bustillo. En todos los casos se trata de contagios que se han dado por lo que tanto resaltan las autoridades locales y provinciales: compartieron mate, tortas fritas o algún asado.

No hace mucho, el intendente Gustavo Gennuso señaló como dato anecdótico a “El Expreso Periodístico”, en El Cordillerano Radio, que a un hombre tuvieron que ir a buscarlo porque se escapó del hospital luego de dejar a su hija, que terminó siendo positiva.

Hasta ahí la anécdota del jefe comunal, pero se conoció por los dichos de sus propios vecinos que el individuo huyó hacia el “oeste profundo”, lugar donde estaba desde hacía varios días antes de llevar a su hija al hospital, y fue hallado por Gendarmería escondido en el baño de una vivienda.

A pocos kilómetros de allí y en el otro extremo de la ciudad, hace pocas noches, el movimiento de ambulancias y policías llamó la atención de los vecinos. Nada se supo oficialmente, pero las luces de los vehículos no permitían que alguien las confunda con las de platos voladores.