Nota de Opinion: Por Juan Percaz
Desde el año 2004, después de ser sancionada por el Congreso Nacional la ley 26.001, todos los 22 de octubre se celebra el Día Nacional por el Derecho a la Identidad en conmemoración de un nuevo aniversario de la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo por la recuperación de los niños secuestrados por la última dictadura militar.
Es que hace 43 años (22/10/77), doce mujeres decidieron juntarse para encontrar a los hijos de sus hijos secuestrados por la última dictadura militar (1976-1983).
Los derechos fundamentales como la libertad, la alimentación, la vivienda digna, el trabajo, la salud, la educación que son fáciles de comprender y apreciar, no requieren de grandes explicaciones para que se entienda su razón. Sin embargo, hay un derecho fundamental que no se observa a simple vista, tal vez porque es tan obvio que pareciera no tener que explicitarse. Nos referimos al derecho a la identidad: el derecho a ser uno mismo, a saber quiénes somos y de dónde venimos.
La identidad es un proceso que se reafirma y reestructura a lo largo de toda la vida. Las experiencias de la niñez, los afectos, las relaciones cercanas, las dificultades y las oportunidades forman parte de la construcción de nuestra propia forma de ser.
La identidad se va configurando a partir de las múltiples identificaciones que ponemos en juego en interacción con los otros. Seguramente tenemos rasgos que hemos tomado de otros, pero cuando se incorporan a nosotros, se modifican, se entrelazan con otras características que nos hacen diferentes de los demás.
Por lo tanto, la identidad no es algo fijo e inmutable, sino que se va modificando y entretejiendo a partir de la relación con los otros, se construye dentro de una familia, de la escuela, una comunidad, una nación, e incluye características como la filiación (ser hijo de), el género, la etnia, las opciones culturales, religiosas y políticas, entre otras. De allí su carácter dinámico y relacional.
El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas se adueñaron del poder en la Argentina por medio de un golpe de estado. El régimen militar, que se autodenominó “Proceso de Reorganización Nacional”, desapareció a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales. Centenares de bebés fueron secuestrados con sus padres o nacieron durante el cautiverio de sus madres embarazadas.
En la ESMA, Campo de Mayo, Pozo de Banfield, La Escuelita en Bahia Blanca y otros centros de detención de la dictadura, funcionaron verdaderas maternidades clandestinas, incluso con listas de matrimonios en “espera” de un nacimiento, y unos 500 hijos de desaparecidos fueron apropiados como “botín de guerra” por las fuerzas de represión. Algunos niños fueron entregados directamente a familias de militares, otros abandonados en institutos como NN, otros vendidos. En todos los casos les anularon su identidad y los privaron de vivir con sus legítimas familias, de sus derechos y de su libertad.
Durante el terrorismo de Estado fue el mismo Estado el que violó este derecho a través de un plan sistemático de sustracción de la identidad de los niños. Este hecho histórico puso en evidencia que el derecho a la identidad debía ser explicitado para que fuera considerado un derecho humano fundamental y, por lo tanto, como tal, una responsabilidad de los Estados garantizarlo.
Las Abuelas de Plaza De Mayo llevan 130 nietos recuperados y, continúan reclamando, luchando y marchando para restituirles la identidad a casi 300 nietos más.
Desde las redes sociales oficiales de Abuelas de Plaza de Mayo invitan, el jueves 22 de octubre en el 43 aniversario, a sumarse al desafío Manos con identidad. Les proponemos escribir sus nombres en la palma de sus manos y subir a las redes sociales una foto, video, dibujo, canción para conmemorar el Día Nacional por el Derecho a la Identidad.
Los y las invitamos a etiquetarnos y/o mencionarnos para poder potenciar la campaña: en IG y TW
@abuelasdifusion y en FB Abuelas de Plaza de Mayo – Sitio oficial.
Pueden grabar el proceso de escritura, sacarse fotos, hacerlo solos o en familia y contar la historia de su nombre, describir alguna que los identifique, alguna característica familia que constituya parte de la tradición familiar. Lo importante es llenar las redes de manos que cuenten historias con identidad para que aquellos que aún las tienen ocultas, se animen a encontrar su verdad.
El 22 de octubre sumate al desafío de manos con identidad y no olvides los hashtags
#Identidad #Abuelas43Años #LabusquedasigueImágenes: Ilustraciones originales de Soledad Celiz, artista local.
Fuente: Villalonga Hoy